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Cada año que comienza es una oportunidad para hacer nuevos propósitos y – ¿por qué no?- para pedir unos cuantos deseos con la esperanza de que se cumplan. Así que a este 2020 recién estrenado vamos a pedirle 7 deseos para que sea un año estupendo para todas las madres.
El año 2020 acaba de empezar, está recién sacado del horno, como en pañales. Así que nos vamos a poner un poquito exigentes con el para que espabile y sea el año en el que se arreglen un montón de problemitas que tenemos pendientes de solucionar.
Estos son mis 7 deseos para el 2020… ¡Empezamos!
Conciliación real
Encontrar el equilibrio entre los roles personal , familiar y laboral suele convertirse en una difícil tarea para las mujeres.
Habitualmente, la mujer es la parte de la pareja que adopta medidas de conciliación, tales como la excedencia o la reducción de jornada, para poder cuidar de los hijos pequeños. De hecho, en 2018 el 96.2% de las reducciones de jornada para cuidado de un familiar dependiente fueron solicitadas por mujeres, según la Encuesta de Población Activa del INE.
Esto se traduce en un incremento de la brecha salarial (que en España es del 19%) el techo de cristal y la precariedad laboral de las mujeres.
Así, una de las consecuencias de estos datos es que 6 de cada 10 mujeres afirman haber renunciado, total o parcialmente , a su carrera laboral para poder vivir su maternidad. Igualmente 1 de cada 4 mujeres renuncia a ser madre para poder continuar con su profesión.
En el año 2020 ninguna mujer debería verse obligada a elegir entre su carrera profesional y su maternidad. Por eso, le pedimos al año nuevo medidas como la racionalización de horarios, ayudas a las PYMES o un marco legal que favorezca las medidas de conciliación no discriminatorias.
La reducción de jornada y la excedencia no son medidas de conciliación, son medidas de renuncia que te apartan del mercado laboral»
Laura Baena. Fundadora del Club de las Malasmadres
Ni una menos
Los datos sobre violencia machista de 2019 son muy dolorosos. Durante el año recién terminado, 55 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas o exparejas . Quedaron huérfanos 46 menores. Tres niños fueron asesinados en casos de violencia de género contra sus madres.
Parecen solo números, pero es inimaginable el horror y la tragedia que se esconde tras ellos.
La violencia machista supone una lacra para nuestra sociedad, que afecta transversalmente a todos los estratos sociales. Y solo mediante el trabajo conjunto de instituciones públicas y privadas, así como de familias y educadores, podremos erradicarla.
Desde nuestro ámbito, como madres y educadoras tenemos la llave para que nuestros hijos e hijas no se vean afectados por esta violencia sin sentido.
Existen distintas acciones que podemos emprender para educar a nuestros hijos e hijas en igualdad:
- Educar en la resolución no violenta de conflictos
- Enseñar y fomentar la empatía
- Promover la autoestima de nuestros niños/as
- Eliminar estereotipos y roles de género
- Fomentar relaciones sanas y basadas en el respeto y el cuidado mutuo
- Evitar el uso sexista del lenguaje y los juguetes
Todos estos pequeños gestos pueden suponer una gran diferencia en el desarrollo de la personalidad de nuestros hijos/as. Tenemos la importantísima tarea de educar en igualdad para que estas escalofriantes cifras sean parte tan solo del pasado.
En 2020, ni una mujer menos. Ni un solo huérfano más.

Nacer sin violencia
El 2019 fue un año muy importante para la defensa de los derechos reproductivos de las mujeres. En julio se publicaba un informe de la ONU que por primera vez reconocía la existencia de la violencia obstétrica y la consideraba como un atentado a los derechos humanos.
Este informe (puedes leerlo completo aquí) tiene una doble importancia.
En primer lugar, porque reconoce la violencia obstétrica como un hecho real, definiéndolo como un fenómeno generalizado y sistemático, que se producen en todo el mundo y afectan a las mujeres de todos los niveles socioeconómicos. Este hecho ha sido durante décadas negado por ciertos sectores de la comunidad médica.
En segundo lugar porque la define como una violación de los derechos humanos de quien la padece , llegando algunas prácticas a estar reconocidas como tortura.
Las cesáreas injustificas, las episiotomías, la falta de consentimiento informado, la inmovilización física durante el parto, la maniobra Kristeller, los abortos y esterilización forzados o la infantilización de la mujer, son algunas de las numerosas formas de violencia obstétrica que recoge el informe. Muchas de estas prácticas suponen un grave atentado contra la salud de la mujer que en ocasiones deja secuelas físicas y psicológicas de por vida.
Por último, el informe señala que «los Estados tienen la obligación de respetar, proteger y hacer efectivos los derechos humanos de las mujeres, incluido su derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental durante los servicios de salud reproductiva y el parto». Igualmente incluye las medidas que deben tomarse para conseguirlo.
En 2020 ningún niño debería nacer con violencia. Y ninguna mujer debería padecer esas prácticas en uno de los periodos más vulnerables de su vida, como son el embarazo y el parto.
La violencia obstétrica es una forma extrema de violencia de género, ya que se ejerce sobre la mujer en el momento de máxima vulnerabilidad en su vida .
Ibone Olza, doctora en Medicina, psiquiatra infantil y perinatal
Paternidad más responsable
Uno de las grandes novedades para las parejas que vayan a ser padres en 2020 es el aumento de la baja por paternidad, que desde el 1 de enero se amplía a 12 semanas.
Este permiso es remunerado al 100% e intransferible. Además, las cuatro primeras semanas deberán ser obligatoriamente las siguientes al parto.
Esta medida ha desatado tanto opiniones a favor como en contra. Así mientras los partidarios defienden que se trata de un paso importante en la consecución de la igualdad y de la corresponsabilidad , los detractores de esta ampliación del permiso argumentan que no beneficia ni a la madre ni al bebé.
Independientemente, resulta fundamental para que esta medida sea efectiva que los padres no se planteen este permiso como unas «vacaciones», si no que ejerzan una paternidad responsable , basada en un reparto equitativo de las tareas.
De modo que para 2020 pedimos que todos esos nuevos papás disfruten de su paternidad con una idea fundamental en mente: la corresponsabilidad.

Respeto hacia la infancia
En abril de 2019, la ONG Save The Children publicaba este informe que debería caer como un jarro de agua fría sobre nuestras conciencias. En él se refleja que en nuestro país más del 25% de los niños y niñas han sido víctimas de maltrato por parte de sus padres, madres o cuidadores principales. Y tan solo el 10% de los casos se denuncian.
A lo largo de sus páginas se definen los 4 tipos de maltrato que puede recibir un niño, bien de forma activa (maltrato físico o emocional) o pasivo (negligencia física o emocional), y las consecuencias neurobiológicas, físicas, psicológicas y emocionales que deja el maltrato en los niños que lo padecen.
Estos escalofriantes datos deben ser abordados con urgencia durante este 2020, puesto que es intolerable que 1 de cada 4 niños sufra en su entorno familiar este tipo de situaciones.
Para ello, la aprobación de una Ley Integral para la Protección de la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia en este año que comienza debería ser una de las prioridades de nuestra clase política.
Pero no solo es suficiente con la existencia de una ley. La re-educación de los padres y la toma de consciencia de que cualquier forma de maltrato hacia los niños es inaceptable es una asignatura pendiente de toda la sociedad.
Así que uno de los deseos para 2020 es que cada niño encuentre en su hogar un entorno respetuoso y de protección, y que ninguno sienta miedo en su propia casa.
Lo que se les hace a los niños, los niños harán a la sociedad.
Karl Menninger. PSIQUIATRA
Más niños, por favor
Hace solo unos días conocíamos los datos de nacimientos en nuesto país en el primer semestre de 2019: 170.074 niños/as nacieron entre enero y junio, frente a las 215.478 personas que fallecieron en ese mismo periodo.
Estos datos de natalidad son los más bajos desde 1941 (en plena postguerra) y suponen un problema demográfico para nuestro país.
Además, también hemos conocido en 2019 que la edad de las madres para tener el primer hijo se ha retrasado hasta los 31 años de media y que aunque casi tres de cada cuatro mujeres desearía tener al menos dos hijos, nuestra tasa de fecundidad es de 1,25 hijos.
Estos datos nos posicionan como el segundo país de Europa con menor tasa de fecundidad, únicamente superados por Malta.
Para poder solucionar este serio problema es necesario hacer frente a la precariedad laboral, los problemas de conciliación familiar, la imposibilidad de los jóvenes para independizarse y la falta de políticas de apoyo a la crianza.
Así que en este 2020 tenemos un montón de tareas que hacer, tanto desde las administraciones públicas como desde el sector empresarial y en las propias familias para detener esta caída en picado de nuestra natalidad. Porque sin niños, no hay futuro.

Un mundo habitable
Nuestro planeta está muy enfermo. Y si no tomamos medidas inmediatas corremos el riesgo de que muera. Y nosotros con él.
La temperatura media mundial ha aumentado en 1ºC en los últimos 100 años, el nivel del mar mundial ha subido 19 cm y el 90% de los glaciares en España ha desaparecido, según la ONG Greenpeace.
Esto tiene consecuencias devastadoras tanto sobre el medioambiente como sobre la sociedad.
A nivel medioambiental estamos siendo testigos de la desaparición de la biodiversidad, los grandes incendios forestales, el deshielo, la desertización y los fenómenos meteorológicos extremos.
A nivel social, el cambio climático trae consigo problemas de salud, desplazamiento de poblaciones, aumento de enfermedades transmisibles y escasez de agua y alimentos, entre otros.
En nuestra mano está revertir este fenómeno y trabajar para que el mundo en el que vivan nuestros hijos y nietos sea un lugar saludable y habitable. De lo contrario les estamos condenando a un futuro incierto.
El último de mis deseos para 2020 es que seamos capaz de modificar nuestos hábitos de vida y consumo para que las próximas generaciones puedan disfrutar de un planeta más limpio y sostenible.

Estos son mis deseos para el año 2020 que acabamos de recibir. Pero para que se cumplan, es imprescindible que tomemos consciencia y trabajemos juntos para conseguirlos.
Solo con la actuación conjunta de las administraciones públicas y privadas y el empeño diario de los ciudadanos seremos capaces de solucionar todos estos problemas que nos afectan.
Como madres y padres tenemos la responsabilidad de mejorar el mundo y la sociedad en la que vivirán nuestros hijos e hijas.
¿Cuáles son tus deseos para 2020? ¿Añadirías alguno más a esta lista? Te leo en los comentarios.
Muchas gracias por leerme y recuerda que si te suscribes a la newsletter tendrás contenido adicional muy interesante. ¡Feliz año nuevo!
Publicado inicialmente el2 enero, 2020 @ 10:00 pm
Me uno a todos los deseos positivos
Gracias por comentar ❤️❤️ Ojalá se cumplan